
En el corazón de la Atlántida, donde los templos resplandecían con luz cristalina y el conocimiento fluía en códigos sagrados, dos almas guardaban su momento de encuentro. Su historia no era nueva; se había escrito en las estrellas y se había sellado en los anales de la memoria akáshica.
Eryon era un maestro de las energías cuánticas, un guardián de los cristales de poder que almacenaban la sabiduría de la civilización. Sus manos podían activar los circuitos lumínicos que conectaban Atlántida con las frecuencias del universo. A través de la tecnología sagrada, ayudaba a descifrar los símbolos que guiaban la evolución del espíritu.
Irsia, por otro lado, era una traductora de la vibración, una sacerdotisa del lenguaje cósmico. Su voz activaba portales y su visión le permitía leer los patrones ocultos en los templos, los cielos y los corazones de quienes aún no habían despertado. Su misión era recordar a cada ser su verdadera esencia, decodificando los mensajes inscritos en sus almas.
Durante siglos, habían trabajado en caminos paralelos, preparándose para un momento preciso: la activación del Gran Cristal de Atlántida. Este cristal no solo era la fuente de energía de la ciudad, sino también el receptáculo de la conciencia colectiva. Cuando vibrara en su máxima potencia, elevaría a toda la civilización a una nueva dimensión del ser.
La noche del solsticio, el Templo Central iluminó el firmamento con una luz azul y dorada. Isria y Eryon se encontraron frente al cristal, rodeados de inscripciones que solo ellos pudieron comprender. Sus almas se reconocieron instantáneamente. Pero esta vez, no como dos seres buscando completarse, sino como dos códigos que, al unirse, despertaban la totalidad.
—Es hora —susurró Isria, colocando sus manos sobre la superficie luminosa del cristal.
—Hemos esperado muchas vidas para este momento —respondió Eryon, activando los circuitos que conectaban su energía con la matriz atlante.
El templo vibró con una frecuencia nunca antes sentida. Símbolos sagrados comenzaron a fluir en el aire, bailando en patrones geométricos perfectos. La conexión entre sus almas no era solo amor, era propósito, era misión. Su unión no era física, era la sincronización de sus hechos, la fusión de su conocimiento con la tecnología sagrada.
El Gran Cristal resonó, enviando ondas de conciencia a toda la Atlántida. Los que estaban listos despertaron. Los que aún dormían, sintieron en su corazón el llamado a recordar.
Eryon y Isria sabían que su historia trascendía el tiempo. No importaba si Atlántida se elevaba o se hundía en el océano del olvido, porque su conexión estaba más allá de lo terrestre. Eran dos llamas que no se necesitaban, pero que juntas encendían la sabiduría de mundos enteros.
En ese instante, comprendió el verdadero significado del amor sagrado: no atar, sino liberar; no poseer, sino expandir; no buscar fuera, sino encontrar en uno mismo la totalidad.
Atlántida podía desaparecer, pero su legado viviría en cada símbolo, en cada frecuencia, en cada alma que alguna vez recordó quién era realmente.
Y así, su conexión se convirtió en un código eterno, vibrando más allá del tiempo y el espacio, esperando el momento de activarse de nuevo en otras vidas, en otras realidades, en otras almas que despertaran al llamado.
Pilar @serevolucion5d

ÍNDICE – El Código de las Llamas en Atlántida
1️⃣ Prólogo: El Legado de un Amor Eterno
Introducción a la historia de Isria y Eryon, llamas gemelas que han viajado a través de múltiples vidas con un propósito: anclar la vibración del amor y la conciencia en la Tierra.
2️⃣Parte 1- Fecha 1/4/2025
3️⃣ Parte 2 – …
4️⃣ Parte 3 – …
5️⃣ Parte 4 – …
6️⃣ Parte 5 – …
7️⃣ Parte 6 – …
8️⃣ Parte 7 – …
9️⃣ Epílogo – …
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