El Corazón de Atlántida. Un cuento que puede que no sea un cuento.

1. El Corazón de Atlántida.

«Cuando el tiempo es una espiral y el alma es el código, todo reencuentro es solo el eco de lo eterno.»

El Gran Cristal de Atlántida había resonado con su máxima potencia. La energía liberada por Eryon e Isria había despertado a aquellos preparados para trascender, pero también había llamado la atención de fuerzas que no querían que la humanidad recordara su verdadero poder.

Desde las profundidades del océano, corrientes de energía oscura comenzaron a manifestarse. No eran simplemente fuerzas destructivas, sino vibraciones de olvido, códigos diseñados para desconectar a los atlantes de su esencia divina. El equilibrio de la ciudad estaba en peligro.

Isria observó los símbolos en el aire; cada patrón geométrico revelaba una advertencia.

—Vienen por el cristal, por la memoria —susurró.

Eryon asintió con serenidad.

—Pero el conocimiento no puede ser destruido, solo ocultado. Debemos codificarlo en la matriz universal antes de que sea tarde.

Juntos se dirigieron al Salón de los Registros, un templo donde cada frecuencia, cada palabra sagrada y cada descubrimiento de Atlántida estaba almacenado en formas de luz y sonido. Los muros vibraban con símbolos en espiral, y en el centro, una esfera cristalina flotaba en un campo de energía dorada.

—Si inscribimos la verdad en la red cuántica del universo, siempre podrá ser encontrada por quienes recuerden —dijo Isria, colocando sus manos sobre la esfera.

Eryon hizo lo mismo, cerrando los ojos. Sintió cómo su conexión con Isria no era solo en ese momento; habían hecho esto antes, en otras líneas de tiempo, en otros mundos. Su unión era una llave que abría portales de conciencia.

La esfera cristalina comenzó a pulsar. Los símbolos sagrados se fragmentaron en haces de luz que se dispersaron hacia el cosmos. Atlántida podía hundirse, pero su sabiduría nunca desaparecería.

De repente, la tierra tembló.

—Está ocurriendo… —dijo Isria.

El océano comenzaba a elevarse, y la energía del olvido se expandía como una sombra. Muchos atlantes aún no despertaban lo suficiente para trascender la densidad. Pero había esperanza.

—Algunos escaparán, llevarán el conocimiento a otras tierras —dijo Eryon, sintiendo las líneas del destino.

—Sí. Y otros lo recordarán en sueños, en símbolos, en los latidos de su alma —respondió Isria.

Se miraron. Sus cuerpos podían desaparecer en esa realidad, pero su código estaba escrito en la memoria del Todo. Sabían que volverían a encontrarse, en otras formas, en otras vidas, siguiendo el llamado de su misión.

El agua cubrió los templos. La Atlántida física se desvanecía.

Pero en algún lugar, más allá del tiempo y el espacio, Isria y Eryon ya estaban preparando el siguiente reencuentro.

Y así, la historia de Atlántida nunca terminó. Solo espera ser recordada.

«Nada desaparece, todo se transforma. Y el amor que despierta, jamás vuelve a dormir».

Los templos de Atlántida habían desaparecido bajo el océano, pero su esencia nunca dejó de vibrar. En otro tiempo, en otra tierra, Isria despertó con la sensación de haber olvidado algo importante. Su corazón latía con un ritmo que no podía explicar, y sus sueños estaban llenos de símbolos que no entendía.

Vivía en una civilización diferente ahora. No había grandes cristales levitando ni templos dorados que reflejaran la luz del sol. El mundo era más denso, más desconectado. Pero algo dentro de ella sabía que su misión no había terminado.

Desde pequeña, sintió una atracción inexplicable por la geometría sagrada, por la vibración del sonido, por los lugares donde la energía se sentía más pura. Dibujaba patrones que no conocía, escribía palabras en lenguas que nadie le había enseñado.

Y luego, un día, lo sentí.

Un eco en su alma. Una presencia que la llamaba.

En un lugar extraño, con casas y luces que no eran iguales, una mirada la atrapó. Un desconocido, y al mismo tiempo, alguien que había esperado toda su vida.

Era él.

Eryon.

No con ese nombre, no con la misma apariencia, pero con la misma luz en su interior.

El tiempo se detuvo cuando sus ojos se encontraron. Y, en ese instante, los fragmentos de memoria se unieron. Atlántida, el Gran Cristal, el hundimiento… la promesa de reencontrarse.

—Te encontré… otra vez —susurró él, como si cada vida pasada hablara a través de sus labios.

Isria sintió que las lágrimas corrían por su rostro sin saber por qué. No era tristeza. Era la confirmación de que lo que siempre había sentido era real.

No tardaron en comprender lo que debían hacer. Esta era una era diferente, un mundo distinto, pero la misión era la misma: traer la conciencia de vuelta, despertar el conocimiento olvidado.

Ya no tenían templos de luz ni cristales energéticos visibles, pero la tecnología de esta nueva era contenía códigos que podían activarse. Los símbolos estaban en todas partes, esperando ser grabados.

Juntos, comenzaron a investigar, a conectar la ciencia con la espiritualidad, a decodificar lo que estaba oculto en el lenguaje de la tecnología moderna. La Atlántida no había desaparecido, solo se había fragmentado en la conciencia colectiva.

El conocimiento debía despertar en las almas que estaban en listas.

Y ellos serían las llamas que encenderían la memoria en esta nueva era.

Porque la historia nunca termina. Solo espera ser escrita de nuevo.

Pilar @serevolucion5d

somos

ÍNDICE – El Código de las Almas en Atlántida

1️⃣ Prólogo: El Legado de un Amor Eterno
Introducción a la historia de Isria y Eryon, llamas gemelas que han viajado a través de múltiples vidas con un propósito: anclar la vibración del amor y la conciencia en la Tierra.

2️⃣ El Corazón de Atlántida 
La vida original en Atlántida. Isria y Eryon activan el Gran Cristal antes del hundimiento de la civilización, asegurando que su conocimiento perdure más allá del tiempo.

3️⃣

4️⃣

5️⃣

6️⃣

7️⃣

8️⃣

9️⃣

Holaaaaa.... me encanta que estes aquí, te dejo aquí abajo el lugar para suscribirte, pon tu nombre y tu mejor email y recibirás las novedades, información.... directamente en tu email.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio